El ser humano es un espíritu que se manifiesta en un cuerpo para vivir una experiencia terrenal. El cuerpo es el primer destino del espíritu, su casa, su hogar, su territorio predilecto de proyección.
El cuerpo es un instrumento maravilloso que Dios nos dio. El primer territorio para nuestra transformación es justo nuestro cuerpo, en él podemos poner en práctica todas nuestras virtudes y buenos hábitos: respeto, cuidado, amor, justicia, humildad, responsabilidad y GRATITUD.